martes, 17 de noviembre de 2009
¿Y esto, que?
Delicada, la última hoja cae, fundiéndose en el abismal mar de mis sueños, las siluetas cobran vida, formas incesantes y agónicas que amenazan con desaparecer en cualquier momento… el prado se llenó de sangre, que derramada sin piedad acabó con sus deseos, las montañas gimen la pérdida, el viento susurra en cánticos sus última palabras, el agua derrama las lagrimas que no salieron, y ahora emergen victoriosas, emergen como las llamas que de su alma brotan ahora que no hay un cuerpo que le ate… “inocentes miradas” susurran las praderas, “infantiles juegos”, aclaman las olas, “traviesos y risueños”, se proclaman los ríos, “sin límites” rugen los huracanes, “sin fin” es el grito de las llamas, “eterno”… eterno… el eco, eterno el recuerdo, eternas las heridas, eterno… y suave, la última onda en ese mar se desplaza, y todo se pone en calma otra vez, ya nada será igual… siempre lo dirá.
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