martes, 7 de abril de 2009

Porvenir

Sacudiéndose el pelo, concentrándose en no perder el control, en retomar de nuevo su rumbo…

Las voces vuelven como las aves migran sin cesar… hasta que punto forman ya parte del ser que me llena… ¿sentirá el que acompaña lo mismo? Cuanto desea que le entienda, cuanto desea que le ayude, pero el pasado no favorece ni lo uno ni lo otro… ve una misteriosa hipocresía preñada de mezclas, de restos de amor tal vez… o ve la niebla llenando su corazón nuevamente… no lo sabe, solo ve algo.

Es comprensible que tema, tal es su desconfianza y odio al ser humano, y también magno quien lo desaparece, que un choque así crea cierto caos; no es malo, pues es un cambio, y para bien, es solo complejo.

¿Será en verdad capaz de soportar ese cambio?, dolor por el tiempo, sufrimiento por el silencio amargo e insensato. ¿Será tal unión lo necesariamente fuerte? Ojala.

El luto no es tan fuerte como lo fue antes, el golpe, el arma es otra, la herida se presenta en distintos escenarios, y mientras la lluvia inunda suavemente los campos de sueños, para rehacerlos, un inocente llanto aprende a nadar y así, a prevalecer… Entonces, es claro que esa pequeña y triste barca que carga lo peor, en cada inundación, en cada cambio, en cada uno de nosotros, jamás desaparecerá.

Se viene en cima una nueva ola, y en ella, no es deseable encararla sola. ¿Contaré con tu ayuda? ¿Sigo contando con tigo? ¿Sigues a mi lado? ¿Soportarás con migo mi tormenta? Ojala, pues la sal del mar me cegó… y tu voz, es la única que prevalece en el eco de mi mente… te quiero.

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